Testimonio de Patricia Pérez

Testimonio de Patricia Pérez

Una reunión de amigos. Así definiría lo que tuve oportunidad de vivir bajo la leve luz de las farolas que alumbraban aquella placeta.

Me acerqué con cierta timidez a aquel círculo de personas que reían mientras conversaban entre ellos y narraban sus historias. No hizo falta dar el primer paso, tras sus rostros y la sombra de las máscaras con las que convivimos ahora, pude ver el fruncir de sus ojos y enseguida supe que estaban sonriendo. Me preguntaron mi nombre, se interesaron por mí, por mis estudios y mis inquietudes. Sin darme cuenta ya era una más.

(J) me dijo que debía pasar la prueba de los novatos, y con un ingenio similar al de Arquímedes me planteó un acertijo sin miramientos. Obviamente no lo conseguí descifrar, pero enseguida se ofreció a explicarme la ocurrente solución. El tiempo parecía haberse detenido y sin darme cuenta conversaba con (M) acerca de sus aventuras en Colombia. Hablamos del mundo y del egoísmo, de la codicia y los vicios banales. Me dijo una frase que se me quedó grabada en la mente: “Estoy pagando por lo que he hecho”. Y yo me pregunto, ¿Qué diferencia los actos de (M) con los míos? Me angustia pensar el precio que algunos tienen que pagar en el discurrir de sus vidas y no, no hay ninguna diferencia entre él y yo. Cuánta sabiduría encerraba el corazón de (M).

Llegó el tiempo de las despedidas, todos y cada uno de ellos nos dieron las gracias, mientras acariciaba a Princesa, la perrita de (R) no podía dejar de pensar en lo duro que era aquello. Mis nuevos amigos tendrían que dormir en el frio mundo que es la calle mientras yo regresaba a eso que todos llamamos hogar.

Sinhogarismo y salud mental

En el Día de la Salud Mental, queremos compartir un estudio que evidencia el impacto de la situación de calle en la salud mental de las personas.

Nos preguntamos, ¿Cómo afecta el tiempo en calle a la salud mental de las personas sin hogar?

Desde Bokatas, hemos tratado de responder a estas preguntas a través de un estudio en el que han participado 60 personas sin hogar que acompañamos.

Los resultados no nos dejan indiferentes y demuestran cómo a medida que pasa el tiempo en calle la autoestima de las personas disminuye mientras que los síntomas depresivos aumentan. Esto agrava la situación de exclusión social.

Si quieres saber más y leer el estudio completo, pincha aquí: https://bokatas.org/wp-content/uploads/2020/10/PERSONAS-SIN-HOGAR-Y-SALUD-MENTAL.pdf

La calle mata.

¡Bokatas ya tiene Bizum!

Bizum Bokatas

¡La Asociación Bokatas ya tiene Bizum! A partir de ahora, las donaciones van a ser mucho más fáciles ya que se podrán hacer directamente desde el móvil con Bizum, que para aquellos que aún no lo uséis, es un sistema de pagos instantáneo entre particulares y de compras en comercios. Es una gran noticia que Bokatas ya cuente con este sistema de pago ya que facilita el proceso de donación, ahora más importante que nunca debido a la situación tan complicada que están viviendo las personas sin hogar.

¿Cómo puedes realizar la donación?

Desde la app bancaria en la que tengas Bizum activo, podrás seleccionar nuestra ONG buscando nuestro nombre o indicando el código de envío 00751. Eliges el importe a donar y… ¡listo! Nos llegará en menos de 5 segundos. En caso de necesitar certificado de donaciones, puedes escribirnos un e-mail a info@bokatas.org indicándonos:

  • Nombre y apellidos
  • DNI
  • Dirección postal
  • Correo electrónico
  • Importe donado

Para más información acerca de donaciones a través de Bizum, entra en el sitio oficial de Bizum: https://bizum.es/ongs/. Sin duda, una manera mucho más sencilla de dar y recibir donaciones.

Hablamos con Cristina Prósper

¡Voluntaria de Bokatas Valencia!

Pertenezco a la sede de Valencia y llevo aproximadamente 2 años en Bokatas. En mi ruta somos 4 personas y acompañamos a alrededor de 25 personas en situación de calle. 

¿Cómo has vivido la experiencia de hacer voluntariado durante la pandemia?

La nueva realidad nos llegó y tuvimos que adaptarnos en tiempo récord. Durante la cuarentena, nos organizamos por parejas y nos íbamos turnando por semanas. Salíamos con guantes, mascarillas y gel desinfectante, preparábamos bolsas de comida envasada y dejábamos siempre la comida a la distancia de seguridad. Ellos esperaban a que nos alejáramos para poder coger las bolsas con la comida para evitar cualquier riesgo. Sí que manteníamos conversación con ellos, pero siempre manteniendo la distancia de seguridad y con la mascarilla puesta en todo momento.

La sensación cuando salías a la calle daba bastante impactante y ponía los pelos de punta. Yo hago ruta en una zona en el centro de Valencia y daba mucha impresión verlo todo vacío y en silencio.

¿Cómo veías a las personas sin hogar?

Cuando apareció la pandemia, mucha gente se fue de su lugar habitual, unos se quedaron, y otros se incorporaron. La mayoría de personas sin hogar no querían moverse e irse al albergue puesto que sabían que esto sería temporal. Una vez terminase la cuarentena, iban a volver a quedarse sin recurso.

Durante la cuarentena tuvimos una pérdida por un accidente, y fue muy duro porque yo tenía mucha relación con él. Lo peor fue la sensación de no poder hacer nada, no poder despedirnos debidamente de él. En recuerdo a él, le dejamos un ramo de flores en el sitio donde dormía. Fue también muy difícil para el resto de personas sin hogar que le conocían.  

Al principio de la cuarentena, la mayoría tenía muy poca información acerca de la pandemia. Muchos de ellos no eran conscientes de la gravedad de la situación. No sentí que tuvieran miedo.

¿Qué te aporta ser voluntaria durante la pandemia?

Mi experiencia realizando voluntariado durante el confinamiento fue muy positiva, ya que poder salir de casa una vez cada dos semanas para ayudar a los demás me puso los pies en la tierra. Dedicar tiempo a personas en situación de vulnerabilidad te hace ver la situación con mayor perspectiva, y no solo la tuya personal. Además, ellos estaban encantados de que fuéramos a verlos, y nos esperaban con los brazos abiertos porque, aunque agradecían mucho la comida y bebida repartida, sobre todo agradecían el rato que les dedicábamos para hablar.

Diario de un confinamiento

“Diario de un confinamiento”, es una obra ilustrada con más de 100 dibujos, en clave de humor, que tratan de transmitir algunas de las emociones que el confinamiento y el estado de alarma han provocado en todos nosotros. La ansiedad, tristeza, rabia, impotencia, incertidumbre, falta de control, … son los diversos estados emocionales narrados a través de un personaje de cómic creación de la ilustradora Sandra Llanas.

Durante el confinamiento hemos estado aislados físicamente, pero conectados con el mundo entero a través de internet, redes sociales, televisión, etc., lo cual nos ha creado una enorme contradicción e impotencia a la hora de querer ayudar y aportar nuestro granito de arena. Y ¿qué puedo hacer yo desde mi encierro para ayudar? Este libro de ilustraciones nace, precisamente, para dar respuesta a esa pregunta.

Puedes descargarte el libro al hacer una donación, la que tú quieras. Esa donación irá directamente al acompañamiento de personas sin hogar en situación de calle.

El confinamiento de quienes no tienen casa

cuando todos queremos salir, hay muchos esperando entrar

Llevamos meses escuchando el lema “quédate en casa”, pero ¿qué sucede cuando tu casa es un cajero, un banco en el parque, un portal o un puente?

La pandemia del COVID-19 ha golpeado a los colectivos más vulnerables de la sociedad y, sin duda, el de las personas sin hogar ha sido uno de los más perjudicados.
Lo paradójico es que, gracias a que las calles se quedaron vacías, por fin se pudo ver a quienes viven en ellas. Así, por primera vez en años, la problemática del sinhogarismo no solo salió en telediarios, sino que se mencionó en las ruedas de prensa de los gobernantes —tanto estatales como regionales—, que intentaron implementar medidas a favor de las personas sin hogar.

Sin embargo, estas medidas fueron insuficientes. En Madrid, los dos espacios abiertos para albergar a 150 personas cada uno se completaron nada más abrirlos, y la creación de plazas de emergencia en la red municipal de centros y albergues hizo que estos lugares se saturaran más de lo que ya estaban. El modelo de estos centros colectivos no solo es insuficiente para acabar con la problemática del sinhogarismo (son recursos mayoritariamente de corta estancia en donde conviven personas con patologías previas de todo tipo), sino que aumenta las probabilidades de contagio, ya que no se respetan las medidas de prevención básicas. Por ejemplo, en centros como estos existen espacios comunes de más de cien personas en donde es prácticamente imposible mantener una distancia social.

A pesar de la aparente repercusión mediática, la realidad es que cientos de personas sin hogar siguieron viviendo en la calle durante el estado de alarma sin ser atendidas por ningún organismo público ni tampoco por los servicios sociales que normalmente las visitan.

En Madrid, la Asociación Bokatas estuvo realizando rutas de emergencia y visitando aproximadamente a trescientas personas que no accedieron a plazas en polideportivos o centros. En estas rutas, los voluntarios proporcionaban información sobre la situación y entregaban kits de emergencia con comida y productos de higiene.

Durante el estado de alarma, las personas sin hogar no solo perdieron la posibilidad de acceder a parques, bares, intercambiadores, bibliotecas o centros cívicos —espacios donde diariamente podían cobijarse, entretenerse e, incluso, asearse—, sino que tampoco pudieron acceder con normalidad a comedores sociales —la gran mayoría, cerrados— ni a los dos únicos baños públicos de la ciudad con duchas —que también estuvieron cerrados durante al menos veinte días—.

Adicionalmente, la falta de coordinación entre las autoridades creó situaciones alarmantes desde el punto de vista humanitario. Por ejemplo, algunas personas sin hogar fueron multadas o denunciadas por la policía por el hecho de estar en la calle, y en el mes de abril más de ochenta personas sin hogar fueron desalojadas del aeropuerto de Madrid-Barajas sin intervención social y sin alternativas de alojamiento.

Estas son solo algunas líneas que resumen brevemente cómo algunas personas sin hogar de Madrid vivieron la crisis del COVID-19, pero se podrían escribir libros enteros con las historias de estas personas normalmente invisibles que, como consecuencia del confinamiento, pasaron a ser algo más visibles.

Según fuentes oficiales, en España existen al menos 33.000 personas sin hogar. En Madrid, en el IX Recuento de Personas sin Hogar organizado por el Ayuntamiento en diciembre de 2018 se contabilizaron aproximadamente 839 personas viviendo en la calle (incluidos los asentamientos), 1250 personas en centros o albergues, 675 personas en pisos y 234 personas en centros de acogida para inmigrantes.

Esta pandemia hace que nos replanteemos una vez más si un sistema de atención a personas sin hogar como el actual, basado mayoritariamente en alojamientos colectivos y que deja a miles de sintecho en la calle, es el más adecuado.

Hablamos con…

Hablamos con… SHEILA

¿Cuál ha sido la labor de Bokatas durante estos meses de crisis sanitaria?

Nos hemos tenido que adaptar para cubrir las necesidades que ha provocado el COVID-19, como el cierre de algunos recursos. Son muchos los comedores y roperos que han cerrado y hemos tenido que dar ese apoyo que les ha estado faltando. Por primera vez se ha convertido en nuestra prioridad dar comida a las personas a las que llevamos varios años acompañando. La situación de pandemia está siendo especialmente dura para las personas sin hogar, y no hemos querido abandonarles en los momentos más difíciles. Por eso, desde Bokatas hemos llevado a cabo rutas de emergencia manteniendo las medidas de precaución sanitarias. Gracias a todas las donaciones recibidas, hemos podido realizar la compra de productos envasados y reparto de comida cumpliendo estas medidas.

Pero nuestra labor no termina ahí. Por supuesto, hemos querido seguir realizando nuestra labor principal. No hemos querido dejarles solos en estos momentos y hemos continuado dándoles apoyo, trabajando en colaboración con el SAMUR social, consiguiendo acercar personas en situación de calle a recursos, aunque no sean los más adecuados y se deba seguir mejorando en este aspecto. Se han realizado varias derivaciones y hemos realizado acompañamiento telefónico con todos los que hemos podido, tanto los que están en calle como los que están en centros.

Hemos abierto nuestro centro de acompañamiento únicamente para el uso de duchas y lavadoras. Dejamos claro que esto es algo puntual por nuestra parte, pero realmente hemos detectado la necesidad de tener que adaptarnos a la situación de todos ellos y ofrecer estas ayudas.

A pesar de todas las circunstancias que les ha tocado vivir, es increíble lo agradecidos que son y positivos que se mantienen.

Hablamos con… GASPAR

¿Qué labores has desempeñado durante el confinamiento?

Durante este periodo de confinamiento y alerta social he estado acompañando a las personas sin hogar del aeropuerto, así como a aquellas que se encuentran en los centros de Samarán y Pinar. Como comenta Sheila, hemos estado colaborando con el SAMUR social, y he estado apoyando a otros compañeros en las rutas de Bokatas.

Con respecto a las rutas de emergencia, compramos alimentos envasados y entregamos a las personas con más necesidad, e incluso facilitamos la compra de productos de primera necesidad a personas que no tenían fondos para comprarlo. También nos ha parecido primordial mantener bien informadas a las personas a las que acompañamos.

Desgraciadamente, han sido muchas las cosas desagradables que hemos visto. Hemos tenido que denunciar irregularidades en centros como la falta de atención médica, falta de medicamentos, etc., y tuvimos que frenar el desalojo de 12 personas en la terminal 4 del aeropuerto de Barajas.

¿Cómo se encuentran ellos?

Ellos se encuentran muy agradecidos de la labor social que estamos haciendo con ellos desde Bokatas. Pero lo que no han llevado nada bien han sido los desalojos, lo cual nos comentan algunos que les ha marcado para el resto de su vida. Todo esto supone una gran presión psicológica.

A mi me preocupa que cuando llegue el final de esta crisis sanitaria, no se realice la salida de los centros de confinamiento de las personas sin hogar de una forma coordinada y siguiendo unas rigurosas medidas sanitarias y sociales. Me preocupa qué asistencia y ayudas van recibir nuestras personas sin hogar cuando salgamos de esta. Lo que nosotros tenemos claro es que Bokatas va a seguir aquí.