Una tarde en el museo…
Empezamos nuestra visita haciendo grupo y viendo los animales que tenían en la exposición y fuimos buscando parecidos entre nosotros. A mí me tocó ser el macaco, mientras que el resto se iban repartiendo entre el toro, el zorro o un millón de bichos que íbamos viendo por los pasillos del museo. Algunos animales eran de un tamaño enorme, y muchos de nosotros alucinamos con el tamaño del calamar gigante que nos encontramos en una parte del museo. Todos comentamos y nos reímos un buen rato. Entre todo lo que vimos, también pudimos apreciar la colección de animales que cazaron los Reyes de España, y después de eso, fuimos a ver los dinosaurios, donde no pudimos evitar observar y hacer comparaciones con los homínidos o ver a los grandes bichos que poblaron la tierra, piecitos y compañía.
Fue una mañana alucinante en la que aprendimos de los animales, pero sobre todo, una vez mas nos llevamos una lección, de como podemos aprender tanto uno de los otros. De estas personas a las que acompañamos, y ellas nos acompañan también, de las lecciones que aprendemos sobre ellos, y de todo lo que nos enseñan. Siempre acompañado de hueco para risas y buen rollo, haciéndonos bromas y disfrutando del buen tiempo que nos hizo ese día al sol. Terminamos comiendo unos deliciosos bocadillos de tortilla, y comentando las ganas que teníamos de la futura visita a museo o exposición que haríamos todos juntos.
Y como siempre, un gusto la compañía.
Andrés, un voluntario de Bokatas, nos cuenta la experiencia de ese gran rato que pasaron.