NO MÁS DELITOS DE ODIO

El 47% de las personas sin hogar han sido víctimas de, al menos, un delito de odio (Hatento, 2017). Se entiende por delito de odio a un acto criminal en el que la motivación del delito se basa en un prejuicio hacia un determinado grupo social. En el caso de las personas sin hogar, se trata de una agresión cuyo motivo es la situación de calle de la víctima; la persona recibe daño por el hecho de estar sin hogar.

El número de personas sin hogar que sufren delitos de odio es extremadamente elevado, es preocupante pensar cómo es posible que sobre el colectivo más vulnerable de la sociedad se vuelque semejante nivel de agresiones.

El Observatorio de Delitos de Odio contra Personas Sin Hogar, Hatento, analiza la casuística de estos delitos y fomenta la alianza entre organizaciones para terminar con la violencia contra las personas sin hogar. En 2015, Hatento comenzó su actividad y el primer descubrimiento que realizó fue la inexistencia de datos sobre los delitos de odio contra personas sin hogar. Por este motivo, en primer lugar llevó a cabo una investigación de campo exhaustiva.

El 47% de las personas entrevistadas confirmaron haber sufrido, al menos, un delito de odio. El 81% de estos casos, habían pasado por esa experiencia en más de una ocasión. Estos datos confirman la intolerancia de la sociedad a las personas sin hogar. Respecto al tipo de victimización, con mayor frecuencia mencionaron insultos y trato vejatorio, trato discriminatorio, agresiones físicas, acoso, intimidación y robo de pertenencias. Hatento destaca el hecho de que “todos los datos señalan la especial vulnerabilidad de las personas sin hogar frente a situaciones de victimización”.

Los sentimientos que nacen en las personas sin hogar tras sufrir este tipo de agresión son: ira hacia la persona o personas que le agredieron, tristeza porque ocurran este tipo de situaciones, indefensión para hacer algo al respecto, miedo a volver a sufrir una experiencia de este tipo.

Respecto al abordaje posterior, el 63% de las personas que habían sufrido algún delito de odio no acudieron después a ningún tipo de servicio u organización especializada. El 43% consideraban que no iba a servir para nada y el 19% no confiaba en ningún servicio (Hatento, 2015). Estos datos demuestran que no se trata del desconocimiento de este tipo de servicios sino que se duda de su utilidad.

Sólo el 15 personas de las 114 que habían sufrido algún delito de odio interpusieron una denuncia. El 70% de las víctimas que no denunciaron los hechos consideran que no sirve de nada denunciar mientras que el 11% tenía miedo a las represalias por parte de los agresores.

Hatento concluye “casi la mitad de las personas sin hogar había sufrido agresiones, humillaciones e intimidaciones motivadas por la intolerancia y los prejuicios de sus agresores hacia su situación de extrema exclusión social. Dormir y vivir en la calle tiene un componente de violencia estructural, que además se ve agravado por la violencia directa de la que son objeto”.

La Unidad de la Gestión de la Diversidad, es una unidad de la Policía Municipal de Madrid dedicada a combatir los delitos de odio y la discriminación de los colectivos vulnerables. Dos policías de la esta unidad, dieron una formación a los voluntarios de Bokatas sobre qué es un delito de odio, cómo detectarlo y cómo actuar en su caso.

NO VAMOS A PARAR, NO MÁS DELITOS DE ODIO, NO MÁS VIOLENCIA CONTRA LO MÁS VULNERABLES.

Una tarde en el Museo de Ciencias Naturales

Una tarde en el museo…

Empezamos nuestra visita haciendo grupo y viendo los animales que tenían en la exposición y fuimos buscando parecidos entre nosotros. A mí me tocó ser el macaco, mientras que el resto se iban repartiendo entre el toro, el zorro o un millón de bichos que íbamos viendo por los pasillos del museo. Algunos animales eran de un tamaño enorme, y muchos de nosotros alucinamos con el tamaño del calamar gigante que nos encontramos en una parte del museo. Todos comentamos y nos reímos un buen rato. Entre todo lo que vimos, también pudimos apreciar la colección de animales que cazaron los Reyes de España, y después de eso, fuimos a ver los dinosaurios, donde no pudimos evitar observar y hacer comparaciones con los homínidos o ver a los grandes bichos que poblaron la tierra, piecitos y compañía.

Fue una mañana alucinante en la que aprendimos de los animales, pero sobre todo, una vez mas nos llevamos una lección, de como podemos aprender tanto uno de los otros. De estas personas a las que acompañamos, y ellas nos acompañan también, de las lecciones que aprendemos sobre ellos, y de todo lo que nos enseñan. Siempre acompañado de hueco para risas y buen rollo, haciéndonos bromas y disfrutando del buen tiempo que nos hizo ese día al sol. Terminamos comiendo unos deliciosos bocadillos de tortilla, y comentando las ganas que teníamos de la futura visita a museo o exposición que haríamos todos juntos.

Y como siempre, un gusto la compañía.

Andrés, un voluntario de Bokatas, nos cuenta la experiencia de ese gran rato que pasaron.