CARTA a P.
El pasado viernes 24 de noviembre fallecía P. en un hospital. P. estaba en el día a día de muchas personas, pero pocos lo conocían realmente. Para muchos, era una de las personas sin hogar que dormía bajo los soportales de la glorieta de Ruiz Jiménez. Para algunos, era el gorrilla que vigilaba los coches en la Plaza del Conde de Valle Suchil o un parroquiano más de los que visitaban los bares de la calle Acuerdo. Otros, lo conocían de acudir al comedor de la Soki o el de Ave María. Para nosotros, los voluntarios de Bokatas, P. era uno de nuestros amigos más antiguos y una persona que no nos ha dejado indiferentes.
¿Cómo era P ? Era natural de Donosti y estaba orgulloso de ser giputxi, aunque le gustaba vivir en Madrid. Cercano a los 50 años, aunque aparentaba más, por los muchos años que había vivido a la intemperie. Llevaba más de 10 años en situación de calle. Lucía una larga barba gris y tenía una mirada azul penetrante. Era alto, delgado y procuraba vestir lo mejor posible. Tenía problemas vasculares y con el azúcar, que le causaban molestias en las piernas, agravados por el tabaco y la calle. Era una persona muy inteligente y crítica, con una visión propia del mundo. Era un hombre orgulloso, que prefería trabajar de gorrilla a mendigar. De vez en cuando conseguía algún trabajillo, incluso como vigilante de seguridad, que era lo que le gustaba. Cuando no trabajaba, pasaba el tiempo sus compañeros de calle y, varias veces por semana, con los voluntarios.
Tenía un carácter fuerte y muchas veces difícil, aunque al mismo tiempo era un bromista empedernido. Detrás de su coraza, estaba una persona entrañable, con un gran sentido del humor, al que le gustaba contar chistes, vacilar y hacer reir a los demás.
Sin embargo, la calle y el alcohol fueron deteriorando su salud de manera imperceptible pero constante.
¿Pero quién era realmente P.? Eso se lo llevó con él. Nosotros tuvimos la suerte de asomarnos a algunos de los momentos más importantes de su vida a través de muchas conversaciones bajo la luz de las farolas. Estas solían empezar con dos caretazos, porque P. no daba dos besos. O bien con un gafotas como saludo, seguido de un par de chistes, si estaba de buen humor.
P. vivió todas las emociones humanas: desde el amor, la amistad y la felicidad hasta la tristeza, la soledad o la decepción. Con él hemos reído y llorado, hemos disfrutado con sus bromas y le hemos acompañado en su soledad. Nos ha enseñado que el buen humor no está reñido con las circunstancias vitales, que a cada uno le toque vivir.
Gracias P. , por tantos momentos compartidos. Por darle sentido a nuestro estar y acompañar, cada semana. Hemos creado vínculos contigo y tu paso por esta vida ha quedado grabada en nuestros corazones para siempre.
Descanse en paz este amigo, al que la vida probó en tantas ocasiones. Ikusi arte P.¡ Hasta la próxima!
Tus amigos de Bokatas.
CARTA a S.
El pasado 17 de noviembre fallecía S. en un hospital. Nació en Polonia hace más o menos unos 60 años, y llevaba alrededor de 25 en nuestro país. Llevaba bastantes años en la calle, y casi siempre los voluntarios de Bokatas le veíamos en el Día de la calle Andrés Mellado.
Era sin duda una institución de dicha calle y alrededores. Cuando le veíamos en la ruta siempre saludaba a todo el mundo, y casi todo el mundo le devolvía el saludo. En el mismo Día los empleados siempre le trataban con mucho respeto y educación, y siempre le avisaban cuando cerraban para que no se pillara con la puerta. Pero no solo eran estos gestos, siempre intentaban ayudarle en lo que podían, ya sea con comida o simplemente llevándole a sus casas para que se duchara y arreglara. Y cuando no podía ver a la gente porque tenía que ir a cualquier lado siempre se mostraba molesto consigo mismo, nunca con los demás, por no compartir una conversación, una sonrisa que le hiciera irse feliz a descansar.
Con los voluntarios mantenía también ese trato cercano, y siempre se alegraba mucho de vernos. Se podrían contar infinidad de buenos momentos con S. pero eso daría para un libro. Otro detalle que le caracterizaba era la caballerosidad que mostraba con las voluntarias. Cuando teníamos que irnos para visitar a otras personas sin hogar de la ruta siempre se despedía antes de ellas.
Unos días antes de que tristemente nos dejara, los voluntarios del martes fuimos a verle como siempre hemos hecho. Nos fijamos en que no estaba, pero pensamos que estaría en uno de los bares de la zona viendo el fútbol. Recibimos con sorpresa la noticia de que lo habían llevado al hospital, pero en ese momento no se sabía más. Desafortunadamente unos días después recibimos la fatídica noticia de su partida. Un infarto se había llevado la sonrisa de S., y nos dejó a todos con el corazón encogido.
Muchas gracias S. por todos los buenos momentos que nos has hecho pasar a tu lado y hacernos la vida un poco más alegre. A nosotros nos basta con haber hecho tu vida un poco mejor, y que mientras estuvieras con nosotros olvidaras por un momento la vida de la calle. Siempre ocuparás un hueco en nuestros corazones. Estamos seguros que allá donde estés nos estarás observando con esa sonrisa que te caracterizaba.
Descanse en paz, amigo. Na Zawsze, (hasta siempre en polaco).
Tus amigos de Bokatas.